lunes, 23 de diciembre de 2013
martes, 19 de noviembre de 2013
Webs y repositorios de aplicaciones educativas infantiles para dispositivos móviles
Dado que mi trabajo Fin de Grado estaba basado en el análisis de aplicaciones educativas para dispositivos móviles que sustentasen algún tipo de aprendizaje de tipo emocional, he decidido compartir algunos de los repositorios y sitios web que se dedican en gran medida a clasificar las apps por su contenido. En esta entrada pondré los que poseen, bajo mi punto de vista y en función del cumplimiento de determinados criterios pedagógicos, de privacidad, de seguridad del menor y de accesibilidad de la plataforma para las que se encuentran disponibles, mejor organizan y clasifican las aplicaciones para dispositivos móviles. Y como no quiero aburrir a nadie con criterios técnicos ni ningún tipo de fundamentación teórica sobre el estudio que realicé en su momento sobre el tema sólo justificaré brevemente esta entrada aludiendo a una realidad, a que la gran difusión de los nuevos dispositivos móviles en los hogares están propiciando la aparición de nuevos medios para llevar a cabo la enseñanza, ya no sólo enfocada al desarrollo de las capacidades propias del aprendizaje cognitivo, como pueden ser (entre otras muchas) aquellas que guardan relación con la mayoría de las materias escolares, sino también al desarrollo emocional de los niños, entre otros tipos de aprendizajes. Yo creo que, cuando se ha nacido y convivido con la tecnología y su enorme abanico de posibilidades de desarrollo personal, social, de la manera en la que se accede a la información, y sus otras muchas formas de desarrollo la persona hace de la tecnología, y ya no de la propia tecnología sino de su interacción con ella algo intrínseco a su vida y que por ende, supone también intrínseco a la vida de los demás, aunque ésto no sea realmente así. No existe entonces para ella un mundo fuera y dentro de la Red, sino que ambos son uno sólo. La tecnología es una forma más de relacionarse con los demás, con la información, con uno mismo. Y de una manera mucho más versatil puesto que se puede hacer tanto mediante imágenes, sonido, video, texto... No seré yo quien afirme tajantemente que es una superación de la realidad porque no lo creo así. Pero sí creo que para algunas personas ya es parte de esta misma realidad.
En fin, como siempre me he expandido y me he ido un poco del tema. Recuerdo que por ahí arriba dije que no me iba a meter en el tema pero la brevedad en la escritura sigue siendo mi punto débil. Sorry ;)
Vamos a lo que vamos. A día de hoy éstos son los portales y repositorios web que yo creo dignos de mención en esta entrada (pincha en la imagen para acceder):
PROYECTO GUAPPIS
Esta web forma parte de un proyecto educativo, y en ella se recogen y clasifican las apps según diferentes aspectos del curriculum, como la experesión oral y escrita o la creatividad. El fin último de este proyecto es hacer fáctible el uso de apps de manera regular en el aula. Recoge ejemplos prácticos de metodologías de uso de estas aplicaciones en el aula.
APPLICADITOS
Applicaditos recoge recomendaciones de aplicaciones
infantiles. Es una web perteneciente al grupo Santillana. Dichas recomendaciones están
dividas por edad en dos grupos diferenciados, uno de infantil (de 3 a 5 años) y
otro de primaria de (6 a 8 años), en los que se elige entre juegos que trabajen
el área de matemáticas, grafo, lengua, lectura, artes o juegos en sí. Para
dispositivos móviles o tabletas, tanto de plataforma Android como Apple.
FRIKIDS
Una web muy bien organizada. Ésta está menos enfocada a clasificar las apps en función del curriculum educativo y basa su clasificación en la edad, el contenido didáctico de cada aplicación y otros criterios de tipo tecnológico.
EDUAPPS
Eduapps está completamente enfocada a la clasificación de apps en función del contenido curricular y la práctica docente. Ordena las aplicaciones por etapas educativas y materias del curriculum.
Portal con recursos educativos en abierto que clasifica las apps por
etapas y competencias educativas. Necesita registro de usuario.
DIVERCOLEGIO
Blog con enlaces a otros blogs con recursos educativos. A día de hoy posee poco
contenido.
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No he incluido en esta lista las páginas web propias de desarrolladores, puesto que sólo clasifican sus propias apps y ya no estamos hablando propiamente de ningún tipo de repositorio de recursos educativos.
Espero que alguien le saque provecho a esta entrada.
Un saludo.
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miércoles, 6 de noviembre de 2013
Los desoxigenados. Final.
Entonces el silencio pareció trasladarse y el desoxigenado levantó ligeramente la mirada yéndose a encontrar con la mía, que se había percatado ya del movimiento de mi compañero y permanecía alerta y expectante a lo que habría de venir.
En
aquel tiempo la melodía del mensaje que transmitía mi orador se tornó en un
concierto de notas mucho más penetrante y conmovedor que permitieron el acceso
a mi entendimiento:
-
Los seres de la superficie tienen respuestas para todo. Las buscan en las
formas que los rodean. De la caída de una manzana nacida de un árbol concretan
que existe una fuerza invisible que hace que todos los cuerpos permanezcan en
una determinada posición con respecto de su superficie. Pero a nosotros esta
respuesta no nos parece viable en relación con nuestra posición tocante a la
superficie. Aquí abajo, dicha manzana no ascendería en busca del suelo mojado
sobre el que andan los oxigenados, descendería a un lugar sobre la arena donde
poseería miles de formas y colores según el destello que le concedieran las
aguas. Para ellos es un simple producto coloreado de un color concreto e
inconfundible, para nosotros, una realidad multiforme y variable de colores.
Aquí en el fondo es un objeto subjetivo inexistente sin nuestro conocimiento.
Ellos hallan las respuestas en sus instintos, en las ruidosas ondas sonoras que
penetran por sus oídos, en su vista invisible dirigida a la materia que les
rodea y que ellos mismos son, en los objetos palpables de un solo tacto…
incluso escurren las respuestas de la interpretación de aquello que desconocen.
Nosotros, en lo vinculado a la condición que nos une a ellos, como ya te he
relatado antes, emergimos a su mundo para intentar hacer nuestras sus ideas,
pero no hallamos nada de lo que ellos llaman concreto para poder dar respuesta
a nuestra realidad subjetiva. Llegado a este punto del océano parece que has de
ser tú mismo el que responda sobre tu propio ser y sobre su enfoque de la
realidad acuosa en la que moras, rodeado de aguas movedizas, mientras ellos
viven su existencia allá arriba, aún reconfortados cuando el sol les ciega la
vista y sólo les deja ver un resquicio de su individualizada esencia,
privándoles de observarse los unos a los otros más allá de como simples
materias. Puede que ni siquiera pudiesen reconocerse colocados frente a un
espejo, acusarían al sol de ser la causa de la visión borrosa sobre sí mismos y
desgarrarían su insoportable soledad e hiriente silencio alzando la voz y huyendo
de la contemplación de su turbio reflejo.
Tú
emprendiste un camino, como antes lo hemos hecho otros conforme a esa
naturaleza que teje un tenue hilo de expresiva caricia, la cual te une a ellos.
No obstante, tú, muchacho, como nosotros los desoxigenados, te encontrarías en
otro tiempo en la superficie acuosa que ahora te cuesta tanto soportar y que va
alterando el aspecto con el cual fuiste traído del mundo de arriba, cada vez
que tomas posesión de tu forma material directamente bajo el sol. Probablemente
en aquellos momentos confusos en el exterior te encontraste solo frente a aquel
espejo de suelo mojado y cristalino y cerraste los ojos para dilucidar tu ser
con más claridad y que los rayos del sol no te deslumbrasen ni absorbieran tu
silencio con un alarido de dolor por las llagas que causaban en tu piel.
Entonces tu reflejo apareció tan transparente que te fundiste con él y viniste
a parar aquí abajo, encontrándote con las aguas que en ti moran y con tu propio
pensamiento, en el cual moras y al mismo tiempo reconoces como esencia de tu
ser; pudiendo así contemplar el exterior, siendo el reflejo transparente de un
espejo y esperando que alguno de los moradores de la superficie pase a lo
profundo de éste y de esta manera poder contemplar también su esencia, sin que
ésta se encuentre ya invertida por aquella realidad concreta sobre la que se
divisan ellos mismos, tasando su significado en la ausencia de soledad y en la
resonancia de su voz en los demás-.
Aquellos
signos musicales que el desoxigenado me transmitía haciéndome partícipe de su
sabiduría no rozaron mis oídos. Aquella comprensión de lo que mi compañero me
brindaba me era descubierta por medio de un palpitar interior que, al unísono,
mis ojos traducían de su mirada limpia y esclarecedora, la cual había puesto
fin a mi búsqueda vacilante a través de mí mismo.
Simultáneamente
me encontré de nuevo en el lugar desde el cual había comenzado mi andadura bajo
las aguas, pero esta vez la serenidad de mi transparencia clarificaba mi ser,
haciéndolo sentir uno con todo aquello que lo acompañaba en su yacimiento,
reposando en mí mismo.
Y…
¿El desoxigenado? ¿La ciudad de coral? ¿Existieron aquí abajo? Quizás volví a
perderme en este fondo salino. Puede que comenzara a divagar entre las aguas de
mi pensamiento y creara todo un universo marino al preguntarme sobre el lugar
que ocupa el cielo con respecto a la tierra, el lugar que ocupo yo con respecto
a los demás seres existentes, el lugar que ocupo yo en relación conmigo mismo.
FIN
Escribí este texto allá por el año 2001. Tenía aproximadamente 20 añitos. No me parece un muy buen relato. Es una especie de cuentecillo existencial demasiado explícito, o al menos lo es para mí. Pero no sé porqué razón me gusta. Imagino que me hace recordar un momento determinado de mi vida que en cierta forma para mí fue crucial. Para mi forma de ser. Pues la pregunta final y que para mi gusto se encuentra demasiado expuesta en este texto es: ¿por qué soy como soy?- Una buena pregunta para una chica de 20 años. Y una respuesta totalmente personal de cada cual. El texto no revela nada nuevo y me parece que tampoco lo pretende. Creo que tan sólo intenta que el lector pase un buen rato utilizando una parte de su imaginación mucho más metafórica que las demás, esa parte del cerebro que conecta directamente con nuestras emociones personales. Al menos eso creo yo.
Ya no tengo una mente de 20 años, pero creo recordar bastante bien lo que pasaba por ella porque esos pensamientos fueron el andamiaje que sustenta lo que soy y pienso ahora. Así que tengo que darle las gracias a este texto, porque en su momento me brindó la ocasión de retratar parte de mis pensamientos en una hoja, algo que no solía ni aún hoy suelo hacer facilmente. Siempre he tenido la sensación de necesitar construir un puente con el mundo para poder entrar y salir de mí y tener contacto con él cuando me plazca, sin necesidad de elegir un lugar concreto en el que vivir, sino pudiendo vivir en ambos lados. El día que fue escrito este relato, aunque corto y con una pequeñísima parte de mis pensamientos me sirvió de puente para alcanzar a poner los pies al otro lado del abismo, en tierra firme, junto a los demás. Y aún hoy piso sobre la misma tierra a la que llegué aquel día.Aunque he de confesar que todavía tengo un pie puesto en el puente que me ha llevado hasta aquí. La otra parte tira de mí con demasiada insistencia y hace que viva las cosas, en la mayoría de las ocasiones, como el que observa desde lejos y no siempre consigue entender qué es lo que ocurre fuera.
En fin, que once o doce años parece mucho tiempo pero cuando se vuelve a recordar cómo se sentía uno, entonces parece que no ha pasado tanto tiempo. Algo de repente te embriaga y te hace sentir de nuevo en el abismo en el que una vez te encontraste y del que nunca se está demasiado lejos.
Dado que esta entrada puede convertirse en un bucle voy a dejar de escribir. Tan sólo espero que si alguien ha leído el relato entero, al menos, haya pasado un buen rato.
viernes, 1 de noviembre de 2013
Lo desoxigenados 4ª parte
-
¡Calma! ¡Cálmate muchacho! Aunque ese no sea tu nombre te pareces mucho a esos
que así se llaman entre ellos, así que yo me dirigiré a ti con este nombre,
muchacho. – El desoxigenado, como él mismo se hacía llamar, se alejó unos pasos
y ya, en una actitud completamente relajada se volvió a sentar en el escalón
coralino donde yo lo había encontrado antes de que estallase aquella tremenda
tormenta de desorden entre los dos. – Bien, muchacho, ¿con que no tienes
nombre?...ya veo, ya… También parece que nunca antes de este momento habías
articulado palabra alguna, pero lo que sí está claro es que las conoces. Y si
por aquí no te conoce nadie, ni nunca antes habíamos oído hablar de ti quiere
decir que has tenido contacto con los de arriba, has aprendido a comprender su
lenguaje a base de escucharles hablar. Supongo que esto se lleva en la sangre…
nosotros y los que fueron antes de nosotros también fueron enseñados a
comunicarse entre sí con esta fórmula, sin embargo no es la más usual por aquí
abajo, ya que, en la mayoría de los casos, resulta demasiado ruidosa y los
paralogismos que produce crean bastante confusión. Pero en lo referente a mí
puedes seguir utilizándola sin ningún reparo, no me parece tan estridente como
los viejos desoxigenados se empeñan en hacerla parecer, al contrario, creo que
en el fondo me gusta, supongo que porque me recuerda al aspecto que tomaba
cuando subía al exterior, mi aspecto… - repitió en un tono melancólico - ¡qué
bello era yo…! ¿Y ahora? ¡Mírame! Un harapiento despojo de ideas inútiles,
utópicas, y hasta probablemente absurdas. – El desoxigenado bajó la mirada como
entristecido tras parecer haberse reconocido en aquellas duras
descalificaciones sobre su persona -.
Yo
me quedé mirándolo, conmovido por aquel sentimiento de desesperación que había
anidado en él. Sentí la necesidad de ayudarle, de arrebatarle aquella dolorosa
tristeza, así que me lancé hacia él agarrándolo por los brazos y comencé a
zarandearlo, a un lado, al otro, hacia arriba, hacia abajo… Él, desconcertado,
se dejaba agitar como si fuese el muñeco de un titiritero. Hasta que recobrando
súbitamente la tensión de sus brazos soltó mis manos de éstos en un brusco
movimiento.
-
¿Pero qué haces? ¿Te has vuelto loco? ¿Pretendes desarmarme en pedazos?
- Lo siento, yo sólo pretendía evitar que
desaparecieses –dije yo remontando mi memoria hacia el momento en el que,
durante mi andadura bajo las aguas, me había invadido aquel sentimiento
angustioso al encontrarme completamente perdido ante aquella inmensidad salada.
– Sólo intentaba que el remolino de agua no se lo tragase. ¡Muévase! ¡Ya lo
verá! – El desoxigenado me miraba con el gesto enrarecido, como si lo que
estuviese presenciando fuese la escena más estrafalaria que hubiese visto en su
vida, pero mi enfervorizada entrega a mi exposición hacía que hiciese caso
omiso al gesto de extrañeza de mi compañero, prosiguiendo como si nada
ocurriese: - Cuando soy consciente de que mis brazos y mis piernas forman
realmente parte de mí, y de que puedo usarlos a mi antojo, consigo rescatarme a
mí mismo de las garras de ese insistente embudo que se empeña en tragarme para
cada vez hacerme más diminuto y tasar mi valor en un par de ostras rancias.
Luego lo observo, ya sin ser cautivo de sus desconcertantes circunferencias,
¡qué imponente y poderoso fenómeno parece! Mas ahora, su centro de halla vacío,
yo podría poner precio entonces a su valor y ya no ejercería ninguna clase de poder sobre mí. ¿No le parece algo
verdaderamente curioso? –
La
criatura parecía haber abandonado la oscuridad que le había invadido durante
unos minutos. Se hallaba hechizada, siguiendo los exagerados motivos que acompañaban
a mi enfatizado discurso, escudriñando detenidamente mi esencia a través del
juego laberíntico de mis palabras; y, como extenuado tras su vertiginoso
escrutinio, cambió la expresión de su rostro ex profeso para comunicarme el
desenlace de su cavilosa operación:
-
Verdaderamente eres un ser bastante curioso. Un expósito escueto con respecto a
la desconcertante solana de la superficie, esculpido por tu mismo resuello, y
por lo que estoy percibiendo andas un tanto despistado por los parajes de esta
esfera flotante. Yo creo poseer ya suficiente abolengo como para percatarme de
estas cosas, y supongo que no iré desatinado en el camino que me lleva a tener
la osadía de vaticinar que andas buceando por estos lugares con algún que otro
propósito. Sí, ciertamente hoy en día todo el mundo anda buscando algo… Pero lo
que me sorprende es que lo vengas buscando por aquí abajo, los demás solemos
hacerlo fuera, allá arriba, en la superficie; no podemos desteñir el mar. Aquí
abajo no es todo blanco o negro, sino permanentemente incoloro. – Entonces el
desoxigenado desterró su aflicción de un suspiro y prosiguió relatando: - Allá
arriba suponen tener respuestas para todo lo que les rodea pero nadie es capaz
de ofrecernos ni tan siquiera una que nos sirva a nosotros para hallar el
motivo de por qué no es igual nuestro mundo subterráneo que el suyo.
Cuando
alguno de nosotros asciende al exterior en busca de respuestas éstas acaban
diluyéndose en el agua conforme nuestro compañero va adentrándose en la
profundidad de éste, nuestro cosmos salino, para hacérnoslas conocer. Y no
acaba trayendo más que unas humedecidas manos vacías y un cuerpo miniaturizado,
obsoleto y tristemente desamparado.
Allá
arriba cuentan con muchas respuestas sobre cómo y por qué ellos y su mundo son
como son. Unos hablan de un ser sobrenatural que ordenadamente los repartió a
lo largo y ancho de la superficie plana, dotándoles con un libro de
instrucciones en el que se dilucidaba su verdad sobre ellos y todas las cosas
existentes a su alrededor. Incluso se indicaba cómo habían de hacer para vivir
felizmente ateniéndose a su realidad y, para cuando sus vidas se consumieran,
se los invitaba a su casa donde, según las
palabras plasmadas en el libro, serían felices por toda la eternidad. –
Yo me encontraba ya sentado en una relajada postura junto a mi interesante
cómplice de charla, pero todos los músculos de mi cuerpo sentían la tirantez
que les transmitía mi desenfrenada curiosidad; mi tensión era tal que no me
creía capacitado como para asimilar el significado del contenido de todas las
palabras que salían del individuo que tenía sentado a mi lado. Lo que éste me
estaba contando me parecía algo tan confuso y misterioso que no acertaba a dar
con una idea en mi mente que concordara con ese maravilloso ser del que me
estaba hablando. Pero aun así seguía prestando toda mi atención a su oratoria,
cuando éste ya había adoptado un semblante solemne y a la vez de preocupada
consternación al disponerse a proseguirla:
-
No puedo expandirme más en este fabuloso hallazgo de un ser creador pues todo
lo que fue recopilado por nuestro intrépido mensajero se fundió con el mar y no
llegó a nuestro conocimiento. Sin embargo, este hecho no nos importó demasiado
en aquel instante. Cuando nuestro camarada nos informó de la respuesta que
daban los seres de la superficie al cómo y el porqué de su existencia nosotros
creímos entrever también una respuesta al cómo y el porqué de la nuestra. Sólo debíamos
de ir en busca de aquel ser grandioso y exponerle nuestra inquietud. ¡Él nos
brindará la respuestas que buscamos!, pensamos, pero fuimos presas de un
equívoco. Ascendimos a la superficie en busca del descifrador de la realidad, y
fuimos preguntando, uno por uno, a todos los seres de la superficie por el
paradero de este gran personaje, y nos aconteció algo increíble: nadie sabía
dónde moraba aquel ser extraordinario del que nosotros habíamos tenido
noticias. Nadie lo había visto jamás, algunos ni siquiera conocían las
instrucciones de su libro, ni habían intentado hallarlo, ¿Cómo podía ser cierto
aquello? Aquel ser les había prometido
indicarles el camino a la verdad, incluso les prometía acogerles en su casa
cuando su percepción del mundo desapareciese; y parecía no importarles en
absoluto. Es más, uno de ellos nos dijo que éste moraba en su interior.
Nosotros entonces lo despojamos enfervorizadamente de sus ropas, pero allí no
estaba. Tan sólo hallamos una gran masa de carne y hueso moldeada
esculturalmente, según él, por aquél al que ansiosamente buscábamos. Le consultamos
acerca del libro de instrucciones y para nuestra sorpresa nos respondió que a
él no le hacía falta dicho libro; que él se comunicaba directamente con el ser
omnipotente por medio de algo a lo que llamaban alma. Pero nosotros, deseosos
de entablar con aquél, al cual ellos reconocían como su creador, le registramos
palmo a palmo, mas tampoco encontramos el menor atisbo de algo que le
posibilitase comunicarse con aquel ser con el que afirmaba hacerlo. No hallamos
el menor indicio de que realmente tuviera en su poder alguna clase de caracola
desconocida para nosotros, la cual pudiese hacer eco de las palabras del ser
especial sobre el que indagábamos.
Y
con una pesadísima decepción y los síntomas característicos de quién pasa un
cierto tiempo en el exterior; nos volvimos a sumergir en las aguas, cargando
con la frustración que conllevaba el fracaso de nuestra anhelante expedición en
busca del perfume de nuestra realidad.
Aún
perdura entre nosotros la desilusión de aquellas respuestas enmarañadas que nos
fueron dadas por oxigenados pero, a pesar de todo, algunos se han acogido a
ellas dotándoles de otro significado. Éstos reconocen a aquel al cual los
oxigenados llaman creador como un inescrutable y espinoso sentimiento de
infinito desconcierto que denominan Poseidón. Él es aquel ser creador que
aparece en los libros del orbe exterior y que creen hacedor, dueño y señor del
océano. Nosotros no lo registramos como tal, sino como el concepto sonoro que
abarca la sensación de incertidumbre acerca de la existencia de este submundo acuático y que perpetuamente
sigue abatiendo nuestras entrañas y nuestro ser irresoluto-.
El
ser parecía haber concluido su discurso. Bajó la cabeza en un ademán de
obligada fatiga interior y dejó caer los brazos que hacía un instante habían
bailoteado nerviosos y excitados, gesticulando al son de sus palabras, y guardó
el silencio dentro de sí mismo; Así como si se descompusiera en miles de
partículas y se fundiera con la calma y la manta de quietud que en lo profundo
nos resguardaba de la perturbación de la batahola exterior.
Por
un momento los dos fuimos silencio. Permanecimos concentrados, degustándolo,
como si no estuviésemos sentados allí el uno junto al otro; como si lo único
que existiese fuese el sonido embriagador, en el cual nada se escucha. Aquel
que apacigua las emociones y no reconoce la naturaleza que a su alrededor se
altera; ni los objetos, que permanecen intactos, callados, perdidos en la
lejanía de un lugar extraño, con cuerpo y forma para siempre, pero tímidos,
vacíos, esperando ser deseados por los seres tasadores de valores, que parecen
infundirles vida cuando los acogen entre sus brazos de fugaz carne perecedera y
simulan aspirar su última brizna de aire de un beso dado a aquellas cosas que
nunca poseyeron labios para poder ser besadas.
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